El municipio madrileño de Alcobendas estrena en España el reparto de comida a domicilio por robots

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Los residentes de Alcobendas seguro que se llevan más de una sorpresa al hacer la compra por medio de una aplicación o una página web y que sea un robot el que llame a su puerta. En lugar de los repartidores tradicionales, los usuarios cogerán las bolsas desde dentro de un robot de apariencia dócil, que camina en cuatro ruedas por las aceras como si fuera un peatón más a una velocidad de cinco kilómetros por hora.

Primera vez en España

Es la primera vez en España que unos robots autónomos realizan tareas comerciales. La empresa de movilidad Goggo Network, responsable por la operación, desarrolló el pasado julio en Zaragoza un proyecto piloto para mapear las calles. Pero en la ciudad madrileña de Alcobendas ese proceso ya ha concluido y el Consistorio ha dado luz verde para poner los robots en marcha tras la aprobación de los tests de seguridad. Se convierte así en la primera localidad española, y una de las primeras de Europa, en contar con repartidores robóticos.

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Además de Dia, la compañía Telepizza también tendrá un repartidor autómata en esta primera fase de la puesta en marcha, para momentos de mucha demanda. Los repartos se harán en un radio de dos kilómetros cuadrados en el centro de Alcobendas con una flota total de cinco robots, aunque esperan llegar a veinte. Los pedidos se realizan directamente a través de las apps o sitios webs de ambas empresas. Cuando hay la confirmación, el robot se dirige a la tienda física dónde el personal abre la caja por medio de un código y deposita el pedido. Luego, este autómata 100% eléctrico, que pesa unos 50 kilos, se dirige a la dirección de la entrega.

Robots autónomos

Desde el supermercado o restaurante hasta los hogares u oficinas, el robot se mueve de forma autónoma o teledirigida dependiendo de la situación. Está equipado con cámaras y sensores internos y externos que permiten reconocer el entorno en tiempo real, visualizar en 360 grados para detectar peatones, animales o bicicletas, entre otros obstáculos. También tiene que respetar las normas de movilidad. Si en la ruta hay un paso de cebra, por ejemplo, el robot envía una alerta a la central, dónde un operador de Goggo toma el mando, mira para los dos lados a través de las cámaras y realiza el cruce. Cada uno tiene la capacidad de trabajar durante 5, 8 o 12 horas, dependiendo del modelo. Y antes de que su batería se agote, el robot se marcha hasta la central de la empresa que se encuentra el Alcobendas para reponer energía antes de seguir con su labor.

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